"ELS QUATRE GATS"
Antiguos cafés...
Un lugar para perderme!
Ecos románticos
en el viejo café-refugio
de tantos poetas;
de su época dorada
sus muros se sacian.
Trazos literarios,
pictóricas huellas
por el arte firmadas.
Fotogramas históricos
que el tiempo amarillea.
Se para el tiempo
en sus mesas vibrantes.
Vence la palabra!
Pasiones que se arbolan
en su cielo de humo...
El lugar me atrapa.
Artistas y poetas
destilan sueños!
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ELS QUATRE GATS
Antics cafès...
Un lloc on perdre’m!
Ressons romàntics
al vell cafè-refugi
de tants poetes.
De l’època daurada,
els seus murs se sadollen.
Glops literaris,
pictòriques empremtes,
per l’art signades;
fotogrames històrics
que el temps, en groc, dibuixen.
El temps s’atura
voltant la taula viva...
Venç la paraula!
Passions que s’arboren
gronxant-se en la fumera.
El lloc m’atrapa...
Artistes i poetes
destil•len somnis!
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Me place hacer un apunte sobre el emblemático café modernista “Els Quatre Gats”, toda una leyenda desde su inauguración el 12 de junio de 1897.
Destacó por ser un local insólito a medio camino entre las tabernas, el hostal tradicional y el refinamiento de las cervecerías modernistas, incluso de cabaret, inspirado en el “Chat Noir” de París.
Por su carácter novedoso, pronto se convirtió en un punto de encuentro del grupo de artistas, bohemios y intelectuales que presidian el movimiento modernista de la ciudad de Barcelona.
Pablo Picasso o Santiago Rusinyol, entre otros, colgaron sus primeros cuadros en puntuales exposiciones, sin sospechar el valor que algún dia tendrían sus obras.
Y Picasso, incluso, diseñó la portada de la carta del local. Isaac Albéniz y
Antoni Gaudí también lo frecuentaban en sus habituales veladas literarias.
Hoy se ha convertido en uno de los principales restaurantes de reclamo de turistas, sin renunciar a una agradable cocina tradicional. Sin duda un lugar obligado para aquellos que nos visiten, porque es uno de los establecimientos más significativos del modernismo de Barcelona.
“Els Quatre Gats” se encuentra justo en los bajos de la “Casa Martí”, un edificio modernista proyectado por el arquitecto Josep Puig i Cadafalc, en la calle Montsió. 3 bis.
EL ANTIGUO CAFÉ “LA PUÑALADA”
Recordando a mi viejo padrino,
pongo voz a su voz callada
a las palabras encendidas
hablándome de su querido café.
“La Puñalada”...
Aquellas tardes de tertulia
junto al aliento de un café.
Inmersos en la luz
de la gran marquesina,
celebrábamos el gozo de la amistad.
Y en el ámbito transparente,
que unía i separaba
del Paseo emblemático,
las palabras fluían
tejiendo mil razones:
literatura, arte, política...
Y arreglábamos el mundo!
Y los relojes dormían,
y mis males callaban...
Aquellas tardes de tertulia
junto al aliento de un café!
Me hablaba el padrino
de sus citas sagradas...
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L’ANTIC CAFÈ “LA PUNYALADA”
Tanco els ulls
i la imatge del padrí
s’emmarca al vell cafè.
I poso viva veu a la veu fosa.
La Punyalada...
Aquelles tardes de tertúlia
al caliu d’un cafè;
immersos dins la llum
de la gran marquesina,
celebràvem el goig de l’amistat.
I en l’àmbit transparent,
que unia i separava
del Passeig emblemàtic,
les paraules fluïen
arborant mil converses:
literatura, art, política...,
i arreglàvem el món!
I els rellotges dormien,
i el meu cos no em pesava.
Aquelles tardes de tertúlia
al caliu d’un cafè...
Em parlava el padrí
de les cites sagrades!
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El antiguo café “La punyalada”, actualmente desaparecido, estaba situado en la esquina de la calle Rosellón con el Paseo de Gracia. Un lugar idóneo
por su céntrica ubicación, que lo hacía muy frecuentado por gente conocida como punto de encuentro. Su transparente marquesina ofrecía el esplendor del Paseo emblemático, al tiempo que callaba su bullicio...
Un espacio donde nuestra poeta Montserrat Rodoreda sitúa un momento
de su libro “La calle de las camelias” i donde se citó con la escritora Montserrat Roig para la realización de la entrevista que esta le hizo.
Era en este café, donde mi padrino se encontrabas con sus amigos para hacer tertulia y arreglar el mundo..., entre el aroma cálido de un café.
A su muerte, impulsivamente, me afloraron mil versos recordando el hombre culto que fue, el lector incansable, el pianista delicado.
De él he heredado el gusto por lo bello, el deseo de saber, el compartir...
Me place mostraros un poema donde late el sentimiento de mi recuerdo.
PIANO CALLADO
Recordando mi padrino
y aquellas tardes de verano...
Música callada,
instrumento inerme,
partitura dormida...
La silla vacía,
la estancia quieta,
las flores marchitas...
Amarga la ausencia,
dulce la memoria,
lejana la mirada
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PIANO SILENT...
Recordant el padrí
i aquelles tardes d’estiu...
Música callada
instrument inerme
partitura closa...
La cadira, buida,
l’estança, quieta,
les roses, marcides...
Amarga l’absència,
dolça la memòria,
llunya la mirada...
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